Es la época de la depresión en Estados Unidos, en los años 30 del siglo XX. Los habitantes del Weehawken, Nueva Jersey, visten a la usanza de entonces: los hombres con sombreros, corbatas, tirantes y sacos; las mujeres con vestidos largos y floreados; los niños con pantalones cortos y cachuchas. La gente se mantiene a la expectativa del desfile del fabuloso circo de los hermanos Benzini, cuyos carteles promocionales lo anuncian como “El show más espectacular de la Tierra”. Todo sería perfecto si no caminaran en esa misma calle los técnicos y el equipo de producción de un rodaje, quienes rompen con la ilusión de un viaje al pasado.
Este es el set de Water for Elephants, película realizada en los Estudios de la 20th Century Fox, en Los Ángeles, bajo la dirección de Francis Lawrence (Constantine, 2005; Soy leyenda, 2007), y que es una de las producciones más esperadas de 2011 debido a su atractiva historia de romance, basada en el best-seller de Sara Gruen (adaptada por Richard LaGravenese), y sobre todo por su reparto estelar: Reese Witherspoon, Robert Pattinson y Christoph Waltz.
La trama está centrada en la historia de Jacob (Pattinson), quien a punto de graduarse como veterinario, abandona sus estudios tras.la muerte de sus padres. El azar lo lleva a unirse a un circo itinerante, donde se involucra sentimentalmente con Marlena (Witherspoon), acróbata estrella y esposa del violento domador August (Waltz), lo que de semboca en un ardiente triángulo amoroso.
EL CIRCO DE UN RODAJE
Antes de las entrevistas, a los periodistas se nos ubica en un sitio conveniente para observar el desfile circense, compuesto por una banda musical, los payasos, el hombre fuerte, los enanos, las trapecistas y los malabaristas, así como los diferentes animales: una jirafa, un león, dos camellos, dos llamas, tres ponys, tres cebras, unos caballos percherones, un hipopótamo y los perritos amaestrados. Pero el plato fuerte es la aparición de Reese, montada sobre Rosie, la elefanta, acompañadas a unos metros por Waltz y Pattinson. La muche dumbre de unos 300 extras que han sido llamados para esta jornada, aclama a esta truppé circense.
La filmación de esta escena -a tres cámaras- se repite varias veces, hasta que al fin el director queda satisfecho. Luego, se ruedan algunas escenas en silencio, donde los extras deben simular los gestos y ademanes de su clamor. Más tarde, la cámara principal cambia de emplazamiento y se ruedan los campos y contracampos, así como los pIanos de aspectos y detalles. La ejecución de todo esto es el resultado de un largo trabajo planeado junto con el director de fotografía, ni más ni menos que el mexicano Rodriga Prieto (Amores perros, Secreto en la montaña, Biutiful), que en un momento dado se hace visible dando instrucciones a sus asistentes, con el exposímetro en mano y atento al monitor de lo que filma una steadicam.
En cierto momento, Reese muestra sus dotes de gimnasta y domadora de animales. Se ha hecho muy amiga de Rosie. Con gracia se descuelga de ella por su trompa para llegar al suelo, y luego, para subir, recibe la ayuda de la paquidermo, lo que denota un avanzado trabajo de entrenamiento.
“Claro que me daba miedo -nos confesará después- Grité la primera vez que me subí, pero después se me quitó. Fui aprendiendo cuál era su personalidad y me gané su confianza”, dice.
Reese llega a la charla con nosotros acompañada por Pattinson, quien viste la ropa de su personaje: botas hasta las rodillas, panta lones ceñidos, camisa de botones.
“Es muy gratificante participar en una película como ésta –dice Reese- donde hay escenarios auténticos, con personajes reales y una buena historia. No hay efectos por computadora salvo unos cuantos. Creo que la audiencia está hambrienta de historias auténticas con las que se puedan relacionar. Además, cada especialista que ha participado en esta cinta es un artesano: el escenógrafo, el vestuarista … es muy bonito ver el trabajo que hacen”.
PERSONAJES ENTRAÑABLES
Resulta muy ilustrativa la visita a este día de filmación -al que Cinemanía fue invitado en exclusiva- toda vez que se lleva a cabo una de las escenas más coloridas y espectaculares del rodaje: el desfile del circo por el pueblo. A golpe de vista, uno se encandila con los vestuarios y la ambientación de primer nivel, en este viejo escenario que ha servido a la Par para rodar algunas películas clásicas, como The Grapes of Wrath (1940) o Hello Dolly! (1969).
“Siempre tuve cierta fascinación por los circos -nos comenta Reese–. Además, fui gimnasta, hacía malabares, suertes con el trapecio, y cosas así”.
“Sí, yo también -refiere Pattinson-, aunque no estaba particularmente obsesionado con ese mundo. Creo que me causaba cierto temor cuando era más joven. Supongo que los circos provocaban un efecto más profundo en los tiempos que se recrean en la película, cuando no había zoológicos ni televisión”.
Ambos protagonistas se muestran muy amigables entre ellos, pues a pesar de la diferencia de edades, se conocen desde hace tiempo y hacen buena pareja en pantalla, ya que Reese es traga años. “Odio esta historia. Me hace sentir muy vieja [risas]. Nos conocimos en una película. Tenía 24 años y necesitaban a una mujer joven que tenía un hijo”. Reese se ruboriza ligeramente, bromeando con Pattinson, a quien cede la palabra. “Ella era mi mamá -comenta él entre risas-, fue en Vanity Fair”.
Como quiera que sea, los dos se muestran muy entusiastas con sus papeles en Water For Elephants, pues ven en ellos unos roles ricos e intensos. “Mi personaje tiene un trayecto muy interesante -describe Reese- pues comienza a trabajar desde joven, en medio de la Gran Depresión, cuando todo mundo está buscando una forma de subsistir. Ella tiene una auténtica actitud de sobreviviente. Por otro lado, se encuentra en medio de una relación abusiva por parte de su esposo, yel personaje de Rob (Pattinson) la hace ver que hay otras cosas mejores, y que es posible tener una vida nueva”.
“Lo que más he disfrutado de mi personaje es estar rodeado de animales -dice Pattinson-. Nunca había convivido con un elefante. Hay algo muy apacible en ella [Rosie] que disfruto”, puntualiza.
OTRA VEZ DE MALO
En otra conversación, Christoph Waltz com parte una opinión semejante: “Una cosa fascinante de los viejos circos eran sus animales. Ya casi no hay circos así porque están bajo una mayor protección [por suerte, decimos nosotros]. Si le das un latigazo a un elefante, seguramente tú recibirías otro de inmediato. Haber convivido tres meses con un paquidermo es la experiencia más increíble que puedes imaginar, porque son muy inteligentes”, comenta el actor austriaco.
También bromea al recordar la sesión de ensayos que tuvieron antes de la filmación. “Rosie, la elefanta, hacía con precisión lo que se le pedía -menciona Waltz-. Es muy obediente e inteligente. Entonces le dije al director: ¿no te gustaría que todos los actores fueran como ella, pacientes y atentos?, ¡Son los actores ideales! [ríe]“.
Waltz tiene una fuerte personalidad, cierta elegancia europea, una actitud firme y un humor sutil que hace evidente en cada una de sus respuestas. “No te puedo describir mi personaje -responde a mi petición-o No lo hago, porque lo que hago para vivir es interpretar al personaje y lo que tú haces para vivir es describir a un personaje. Así que mantengamos nuestras posiciones”. Pero más adelante, nos da ciertas pistas para comprender la dificultad de su oficio. “Es un ejercicio terapéutico desarrollar sim patía por un personaje antipático -explica Waltz sobre su papel-. No diría que este personaje es despreciable porque eso sería un juicio. Yo lo que hago es traducir su rit mo en acciones y emociones. Si te diera una opinión de mi papel, francamente me parecería aburrido. Creo que la opinión se debe formar al observar cómo se desenvuelve”, puntualiza ..•
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